Como bien sabía Shakespeare las mayores tragedias nacen siempre de las causas más estúpidas y las emboscadas pueden más que las batallas a campo abierto. Un niño en vacaciones que revienta una piscina hinchable de cuatro metros cuadrados en el jardín de un chalet en las alturas de Torrevieja, y su contenido se convierte en un torrente que desciende hasta el valle donde se embalsa en una curva por la que deben pasar veloces, flirteando con el peligro, ciclistas ciegos lanzados a más de 50 por hora en equilibrio sobre tubulares de pocos milímetros. Y muchos, por supuesto, se caen.
source Portada de Deportes | EL PAÍS https://ift.tt/2ZqGYWb
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire