Para la grada, el curso pasado, como los Tours de Armstrong, nunca sucedió. Es decir, sucedió, pero no tiene por qué aparecer en los registros. Ni la desilusión, ni la inquina, ni nada. De entonces a ahora, el salto emocional del Bernabéu ha sido casi lisérgico. En armonía con el resultado de un mercado de fichajes que depositó a James Rodríguez y Gareth Bale en la primera alineación titular del año en el Bernabéu.
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