Magic Johnson se apuntó su primer gran éxito como presidente de operaciones de los Lakers cuando el verano pasado convenció a LeBron James. La glamurosa franquicia reclutaba por fin al mejor jugador de los últimos tiempos. El baño de oro relució también en lo crematístico, con un contrato de 153,3 millones de dólares por cuatro temporadas. El Rey, después de su segunda etapa en Cleveland y de disputar su octava final de la NBA consecutiva, iba a percibir 9.700 dólares por minuto. El desafío pasaba por devolver a los Lakers al primer plano. Cinco meses y 71 partidos después, el balance es ya irreversible: el equipo de oro y púrpura se queda por sexta temporada consecutiva fuera de los playoffs.
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