Los directivos del Madrid tenían a Santiago Solari por un entrenador consecuente con las políticas deportivas que traza el presidente Florentino Pérez. Hasta el 0-3 sufrido el pasado miércoles ante el Barça, en los círculos de poder del Madrid decían que el técnico argentino cumplía con los deseos de sus jefes con la eficacia de los funcionarios que conocen de memoria los códigos de la organización. Sin necesidad de recibir órdenes. Desde la madrugada del jueves, en los pasillos del Bernabéu los empleados del club han cambiado el discurso. Ahora consideran que Solari se comporta de forma evasiva y ha dejado de escuchar las sugerencias que antes llevaba a la práctica con puntualidad. Llegados al clásico de LaLiga (20:45, Movistar Partidazo) dos días después de la eliminación copera, Solari está en la encrucijada.
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