Mientras descuenta los días para el adiós, para la retirada porque son muchos años de tralla y el cuerpo y la vida le piden pasar página, David Ferrer sigue a lo suyo, que es ser fiel a sí mismo hasta el final. Auténtico como pocos, el alicantino (36 años) pondrá el broche a su carrera dentro de poco más de un mes, y mientras tanto ha ido despidiéndose de algunos escenarios especiales. La Caja Mágica de Madrid supondrá el cierre definitivo, y antes ha desfilado y ha ido llevándose palmas en Auckland, Buenos Aires o Acapulco, y estos días en Miami.
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