Minutos después de que el Barcelona le asestara el segundo varapalo al Real Madrid en tres días, Gerard Piqué volvió asomar por el túnel de vestuarios de Chamartín. Móvil en mano, con el estadio vacío, saltó al césped solo, ante la única presencia de los aficionados culés, ubicados en el cuarto anfiteatro del fondo norte del Bernabéu. Piqué, aclamado al grito de "¡Presidente, presidente!" por el más de un centenar de hinchas azulgranas que acudieron al estadio del Madrid, comenzó a grabar con su teléfono. No era para menos: el Barça acababa de abrochar LaLiga ante su archienemigo.
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