samedi 16 février 2019

La dureza del deporte de élite: “Era una máquina que ni sentía ni padecía”

“Ahora que lo he superado no me cuesta hablar de ello. Ya no duele. Es más, creo que lo que me pasó puede ayudar a otras personas", cuenta María Vilas en el vestuario del Centro de Tecnificación de Pontevedra. Es jueves y tiene la mañana libre, pero se ha puesto el bañador y ha saltado al agua para la sesión de fotos. Lo que le pasó a esta nadadora de 22 años de Riveira (A Coruña), bronce europeo en 1.500 libre en 2016 y compañera de entrenamiento del grupo de Mireia Belmonte y Fred Vergnoux, es que la burbuja en la que vivía desde que era adolescente reventó después de conseguir las mínimas para los Juegos Olímpicos de Río.

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