“Ahora que lo he superado no me cuesta hablar de ello. Ya no duele. Es más, creo que lo que me pasó puede ayudar a otras personas", cuenta María Vilas en el vestuario del Centro de Tecnificación de Pontevedra. Es jueves y tiene la mañana libre, pero se ha puesto el bañador y ha saltado al agua para la sesión de fotos. Lo que le pasó a esta nadadora de 22 años de Riveira (A Coruña), bronce europeo en 1.500 libre en 2016 y compañera de entrenamiento del grupo de Mireia Belmonte y Fred Vergnoux, es que la burbuja en la que vivía desde que era adolescente reventó después de conseguir las mínimas para los Juegos Olímpicos de Río.
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