Sandro Rosell ha tomado este martes la palabra en la segunda sesión del juicio de la Operación Rimet, por la que se sienta en el banquillo junto a otras cinco personados acusado de encabezar una trama de blanqueo, para presentarse como un empresario de éxito que nunca cobró ningún tipo de comisión "ni legal ni ilegal". "No tengo nada que esconder, soy inocente", ha afirmado al final de su declaración, que ha durado cerca de dos horas y media. Tras negarse a contestar a las preguntas de la Fiscalía, que pide para él 11 años de cárcel y el pago de 59 millones de euros de multa, Rosell ha achacado sus problemas con la justicia y el fisco a su decisión de presentarse en 2010 a las elecciones a la presidencia del FC Barcelona, a la que accedió en junio de aquel año. Rosell ha afirmado que desde que tomó esa decisión ha sufrido tres denuncias de la Fiscalía de la Audiencia Nacional y más de 50 inspecciones de Hacienda. "Pero no solo yo, también mi familia, mi mujer y mis colaboradores", ha denunciado.
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