Penalti a penalti, el Real Madrid aún cuelga de LaLiga. Ante el Levante, apenas dejó algún rastro futbolístico. Su juego gris no tuvo discusión. Todo lo contrario que con el peritaje arbitral, que dejará mucho palique. No por el claro primer penalti, sino por el segundo y crucial. El árbitro sentenció de forma instantánea y precipitada lo que pareció una patada al aire de Doukouré que hizo desplomarse exageradamente a Casemiro. Sus colegas del VAR no le corrigieron. Con o sin rayos x televisivos, los embrollos se multiplican.
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