La presentación de la alineación del Atlético de Madrid al ritmo del Thunderstruck de AC/DC suele alcanzar el clímax cuando los técnicos de sonido bajan el volumen para anunciar a Diego Pablo Simeone. Ayer, el estallido de la grada fue mayúsculo, una descarga infernal de decibelios que volvió a entronizar al técnico argentino como el gran tótem rojiblanco. La estruendosa ovación fue un homenaje continuado a la victoria ante la Juventus. Cuando Simeone pisó el campo, la grada le agració el gesto del miércoles que tanta polvareda ha levantado en España e Italia. “El equipo respondió a ese gesto. No pedí perdón, pedí disculpas, que es diferente. En ningún momento me referí ni a afición ni jugadores ni a entrenadores de la de Juventus. Fue una mala expresión”, quiso aclarar Simeone.
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