Fue un Betis desnaturalizado, sostenido por sus centrales, que defendieron con orden y hasta marcaron, gracias al espectacular remate de Mandi. Un Betis que respiró después de la enésima maravilla de Canales. El centrocampista, ya como delantero, recogió un pase en largo de Pau, su portero. Al formidable control le siguió una conducción majestuosa para asistir a Joaquín, que marcó con fortuna. Era el minuto 87. Así, entre los centrales y Canales, más la ayuda de Pau, acabó el Betis con un Valladolid que se dejó la piel en el campo con un monumental esfuerzo. No le valió a los castellanos con su entrega. Acumulan su cuarto partido sin anotar y en la cabeza de sus jugadores reina, por muchos momentos, la ansiedad.
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