Hace poco más de un mes, durante la Gala de L’Esport Català, organizada por la Unió de Federacions Catalanes Esportives y el diario Sport, se vivió una escena curiosa. Jordi Alba (L’Hospitalet de Llobregat, 29 años), premiado como mejor deportista catalán del año, recibía el galardón y los aplausos en el centro del escenario. Y, micro en mano, atendía a las preguntas del presentador del acto. ¿Sería un sueño retirarse en el Barcelona?, le inquirió. Y él, campechano, respondió mirando al patio de butacas, donde estaba el presidente, Josep Maria Bartomeu: “¿Presi, qué le digo? Sí, ¿no?”.
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