Dio la talla Italia con Sergio Parisse, su gran capitán, en la grada y legitimó el mensaje que lanza su rugby: los resultados no ilustran el trabajo a fuego lento de los clubes locales. Irlanda tuvo que sudar en Roma para mantener sus opciones de revalidar el título y propinar a Italia su vigésima derrota seguida en el torneo, desde que ganará en Edimburgo en 2015. Su seleccionador, el exjugador irlandés Conor O'Shea, solo conjuga el verbo perder en sus 13 partidos del torneo al frente de un proyecto del que asegura resultados para un país más forzado a reivindicar su derecho a estar en el club que tutear a selecciones centenarias.
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