Los cadáveres nunca fueron encontrados. Dicen que hacia 1998 se desenterró un esqueleto, aunque también eso es dudoso. Pero muchos fanáticos de Racing siguen creyendo en la maldición y miran aún con desconfianza hacia una de las porterías de su estadio, el Cilindro, esa donde les han ocurrido las desgracias más inverosímiles. Pongamos un ejemplo reciente, de 2008, porque hay imágenes: el arquero de Racing, Pablo Migliore, saca de puerta, el balón rebota en la nuca de Esteban Fuertes, un delantero de Colón que se aleja del área, y es gol. Un gol absurdo, imposible. En la grada no se lo creían. La única explicación eran los gatos.
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