Las gradas de Mendizorroza escenificaron el pasado 11 de febrero la protesta más sonada en España contra los partidos ligueros entre semana: las gradas lucieron vacías hasta el minuto 5 del encuentro contra el Levante; después, un ataúd recorrió el perímetro del graderío mientras la hinchada entonaba un canto fúnebre. “El fútbol ha muerto”, proclamaba en los carteles la peña Iraultza, cabecilla de las protestas, consensuadas con las peñas del Levante. Semana y media después de la queja, el Alavés recibió ayer una comunicación de la Comisión Permanente de la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte con cuatro propuestas de sanción que sumaban 110.000 euros.
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