Pau son los Pirineos y en la plaza de Verdún huele a Aubisque y a Tourmalet, aunque a veces le toca sprint, como el que gana Arnaud Demare, un superviviente de las montañas que se deja invadir por el aroma y relata su epopeya de sprinter pesado luchando a cámara lenta contra la fuerza de la gravedad, tan pesada, y contra el fuera de control que le machacó el año anterior y que aún recuerda con terror.
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