A sus 20 años, Max Verstappen ya ha dado señales evidentes de tener mimbres de campeón del mundo. Seguramente eso es lo que lleva a Red Bull a tratarle como la piedra angular de su proyecto en la Fórmula 1. El holandés tiró de su talento para convertirse, en el Gran Premio de Australia de 2015, en el piloto más joven de la historia en debutar en el certamen con 17 años, cinco meses y 15 días. Dos semanas más tarde, en Malasia, puntuó antes que nadie; y en el Gran Premio de Montmeló de 2016, en la que era su primera prueba al volante de un Red Bull, se metió en los libros como el corredor más precoz en ganar una carrera (18 años, siete meses y 15 días), con más de dos años y medio se margen sobre el segundo (Sebastian Vettel).
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