Estuvieron tan cerca, el triunfo se vio tan real, que la derrota de la final del Europeo contra Serbia a los penaltis dolió mucho.Pero quizás por haber llegado a los Europeos casi en silencio, sin saberse favoritas, y alcanzar una medalla imposible en los grandes torneos desde el Mundial de Roma de 2009, los jugadores de David Martín asumieron la derrota con entereza. Como si supieran que el futuro ya les pertenece, y que la decepción de hoy será el triunfo de mañana. “Esto es el principio de una nueva historia”, aseguró Felipe Perrone, líder del equipo y autor de dos tantos en la final. Incluso el podio fue alegre, sin caras largas, para recibir la medalla de plata.
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