Geraint Thomas no es solo el primer galés que gana el Tour sino también el primer segundo que derroca a su líder, y de manera indolora. Y cuando lo hace no es consumando una traición, un cuchillo por la espalda, una emboscada de Macbeth, ambicioso y débil, sino obedeciendo órdenes del patrón, un traspaso de poderes consensuado y ordenado, una especie de burla a la vida, un cuento moral santurrón, con final feliz, recibida con una sonrisa por el campeón depuesto, Chris Froome, que le ayuda a ganar el Tour y se conforma con ser tercero, dos escalones por debajo de su amigo de toda la vida en el podio de los Campos Elíseos después de renunciar a pelear por ganar su quinto Tour, a ser el primero del siglo XXI que gana el Tour y el Giro el mismo año. Es la sexta victoria del Sky, con tres ciclistas diferentes, los tres británicos, en siete años.
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