Hay heroísmos sin importancia, que solo merecen una pequeña referencia, o ninguna, en una línea perdida de una crónica. Son heroísmos, así y todo, y cuando se dan las condiciones, te ayudan a ganar el Tour de Francia. Geraint Thomas fue el héroe anónimo que en la primera etapa no se cayó, al contrario que Chris Froome, que perdió cincuenta segundos, y Quintana, al que se le escurrió todo un minuto. En la contrarreloj por equipos se limitó a ser una pieza más en el demoledor engranaje del Sky. Eso bastó para arañar cincuenta segundos a Landa y Valverde. Thomas fue también el pequeño héroe, casi invisible, que al sexto día de carrera no sufrió una avería de su bicicleta en el alto Mûr, como Dumoulin, al que se le escaparon treinta y dos segundos en esperar una nueva, y veinte de sanción por valerse del coche del equipo para recuperar terreno. Esa tarde Thomas llegó a meta poco después que el ganador, y robó ocho segundos a un Froome que en los instantes finales tuvo que abrirse. He ahí otro heroísmo sin importancia.
source Portada de Deportes | EL PAÍS https://ift.tt/2uZzhKt
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire