La expresión la acuñó el entonces director deportivo Andoni Zubizarreta, exigido por la sanción FIFA que pendía en el club por la contratación irregular de menores y que suponía un castigo de dos ventanas de mercado sin poder fichar. “Trabajamos con el desplegable de jugadores que tenemos”, resolvió. Con el desplegable se refería al filial, a los chicos formados en la cantera que pedían turno en el primer equipo. Pero La Masia no estaba para tirar cohetes y menos lo estuvo con el paso del tiempo, resentida por las decisiones de oficina, donde se primó el resultado al juego y se apostó por traer jugadores de fuera antes que por formar a los de casa. Aunque la escasez se dio por terminada en el curso anterior —por más que el filial descendiera a Segunda B— gracias a una generación estupenda de juveniles que se hizo con la Youth League (la Champions juvenil) por segunda vez en su historia. Jóvenes que irrumpen ahora en la gira americana del primer equipo y que, en algún caso, tendrán premio. Como Marc Cucurella (Alella, Barcelona; 20 años) o Juan Miranda (Olivares, Sevilla; 18 años), que ocuparán el lugar que deja vacío Lucas Digne, traspasado al Everton tras un pago que ronda los 20 millones y que se hará oficial en el momento que supere la revisión médica en Liverpool.
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