Renato Gaúcho Portaluppi es para el Grêmio lo que Zinedine Zidane para el Real Madrid: un ídolo que ha conseguido triunfar dentro y fuera del campo. También ha logrado lo que ningún otro brasileño hasta ahora, ganar la Copa Libertadores como jugador y como técnico. En el Mundial de Clubes, Renato hará revivir a la afición del Grêmio los tiempos en que él, entonces un prometedor delantero de 21 años, marcó los dos goles que dieron al equipo de Porto Alegre, en 1983, su única Intercontinental ante el Hamburgo de Magath y Kaltz.
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