En el hall del lujoso Park Rotana Hotel, al lado del estadio escenario de la final y del aeropuerto, los hinchas del Gremio se sacan fotos con Renato Gaúcho el técnico que busca pelearle el Mundialito al Madrid. En uno de los mostradores que hay cerca del comedor han dejado una camiseta de niño para que los jugadores la vayan firmando. El cocinero, Jaime Maciel, saluda amablemente. Es el de la selección brasileña, que el Gremio ha tomado prestado para el Mundialito. “Con nosotros siempre viaja una nutricionista. No hemos querido arriesgarnos en este viaje y le hemos traído también a él”, cuenta Joao, el responsable de prensa. “Es más que bueno”, dice riéndose Luan, que acaba de terminar la cena. El mediapunta de 24 años del Gremio recibe a tres periodistas españoles 24 horas ante la final, en una charla distendida y amable en la que enseña todos sus tatuajes. Además de niños jugando al fútbol, leones, rosas y el nombre de la madre, tiene tatuados salmos de la Biblia en el muslo. Hasta los 18 años jugó al fútbol sala.
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