Coleccionista de goles, también de postales. Lionel Messi dejó otra foto para el recuerdo en el Santiago Bernabéu. Una más. Como la temporada pasada, cuando se inmortalizó su imagen enseñando el número 10 a la grada de Chamartín tras sellar la épica victoria en la casa del Madrid (3-4), o como la que le tomaron con el puño en alto tras la histórica remontada ante el PSG (6-1) en el Camp Nou. Ayer, a las vísperas de la Navidad, después celebrar el segundo gol del Barcelona junto a sus compañeros, Messi se quedó sólo en el área de Keylor Navas. Miró a la hinchada Madrid, extendió los brazos e hizo reverencia. Una sonora pitada acompañó el gesto actoral del rosarino, símbolo de un grupo que fue más equipo que nunca en el Bernabéu. Los flashes fueron para Messi; la victoria, de todos.
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