Los hay que se ofrecen al Barça sin éxito, como David Luiz, hastiado de no jugar en el Chelsea. “No lo podemos fichar porque está lesionado”, deslizan desde el club azulgrana, conscientes de que la prioridad para suplir a Mascherano es Yerry Mina, central del Palmeiras que está atado para 2018 y que podría llegar antes por las urgencias, por la exigencia del técnico Valverde de tener cuatro centrales. Los hay que negocian con el club porque Coutinho, atacante del Liverpool, está más que dispuesto a jugar en el Camp Nou y ahora que el club inglés se ha gastado 85 millones en Van Dijk (defensa del Southampton), parece que también está por la labor de llegar a un acuerdo. Y los hay que no son fichajes pero como si lo fueran, como ocurre con Dembélé, que disputó 122 minutos con la casaca azulgrana antes de romperse el tendón del bíceps femoral de la pierna izquierda, una lesión que le ha mantenido más de tres meses lejos del tapete. “Con él, seremos mejores”, se relamen desde las altas esferas del club. Pero hay que ver cómo encaja.
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