Sebastian Vettel se fue de rositas este lunes de París. Allí, en la sede de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), un tribunal formado por varios altos cargos del organismo le pidió explicaciones acerca del incidente que protagonizó durante el pasado Gran Premio de Azerbaiyán de Fórmula 1, en el que el alemán chocó voluntariamente con su Ferrari contra el Mercedes de Lewis Hamilton después de interpretar que el británico, líder de la carrera en ese momento, había dado un frenazo a propósito cuando la carrera estaba neutralizada por el coche de seguridad. Los comisarios de la prueba le impusieron entonces una sanción de diez segundos por conducción peligrosa que cumplió antes de cruzar la meta (el cuarto) y la cosa pareció haber muerto allí. Sin embargo, a los pocos días, la FIA, a través de su presidente, Jean Todt, reclamó su presencia para valorar si su comportamiento merecía una pena mayor.
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