El dinero no es un problema para el PSG, club regentado por el extenista Nasser al-Khelaifi pero sufragado por el emir catarí Tamim ben Hamad al Thani. Ni siquiera lo son los 222 millones de cláusula de rescisión de Neymar, extremo brasileño del Barça hasta que digan lo contrario los petrodólares, toda vez que el club parisino está decidido a fichar al futbolista. Ocurre, sin embargo, que las argumentaciones de cada bando son contradictorias y se aguarda ahora al propio Neymar, que parece haber perdido la voz cuando más lo reclama la hinchada azulgrana, incluso el club, preocupado por el devenir de los acontecimientos en los últimos días.
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