Fue muy duro el adiós de Sergio García del Espanyol. Al delantero le dolió dejar el club en el que había encontrado el edén como futbolista y al grupo blanquiazul le costó desprenderse de su líder. El delantero del Bon Pastor no solo era el alma del equipo dentro del campo, era su caudillo en el vestuario. “Tenía mucho poder dentro del vestuario. Lo que decía Sergio iba a misa”, recuerda Joan Collet, expresidente del Espanyol entre 2012 y 2016. “Es un tío que siempre ha dado la cara, en el campo, en el vestuario y ante los directivos”, explica Víctor Sánchez, otro de los capitanes del equipo blanquiazul.
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