Marcada la eliminatoria por el accidentado resultado de la ida en Estadio de la Cerámica, la segunda unidad del Villarreal superó en el Olímpico a una afeitada Roma que vivió de la renta obtenida en tierras castellonenses, sometido el conjunto Spalletti durante todo el encuentro por el equipo de Escribá, que se tomó con honor, orgullo y seriedad el partido ante los romanos, para quienes el envite les supuso un trámite engorroso que pudo convertirse en amargura debido al buen hacer del Villarreal, un equipo de muchas luces al que solo le faltó la puntería final para cuestionar en serio a la Roma el pase a octavos de la Liga Europa.
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