Decía el seleccionador de Italia, el irlandés Conor O’Shea, que Twickenham era el Coliseo para sus pupilos. Llegaban cuestionados los azzurri -297 puntos encajados en los últimos seis partidos del torneo- con el debate sobre si debe haber descensos para que entre Georgia. Su respuesta fue ejemplar. Hicieron temblar el Coliseo en una derrota muy honrosa ante una Inglaterra tan irregular como resolutiva que aseguró en los últimos minutos la victoria –la 17ª consecutiva- y el punto bonus de los cuatro ensayos pero perdió la batalla del average en caso de empate a puntos con Escocia o Irlanda.
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