Se quiere agarrar el Espanyol en la lucha por Europa. Todavía ciclotímico, el equipo de Quique Sánchez Flores es inestable, a veces sólido, otras veces endeble, sin piedad ante un Osasuna frágil y entregado. El Espanyol se reencontró con el triunfo y con Felipe Caicedo. El 10 es de esos jugadores que flamea entre lo bueno y lo malo, capaz de lo mejor y lo peor, incansable hasta que abrió el marcador, inocuo después de errar un penalti, que dejó a Osasuna con 10 jugadores. Con el ausente y presente Caicedo, el Espanyol se aferró a la bota derecha de Jurado y al oportunismo de Gerard Moreno para cerrar una goleada que riega la autoestima blanquiazul y se anima a soñar con la Europa League.
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