Fue el último equipo en presentar su nuevo monoplaza, pero la impresión fue brillante. Carlos Sainz y Daniil Kvyat levantaron la lona y debajo apareció un coche azul con multitud de pegatinas y un diseño ecléctico que ha incorporado elementos de los coches más punteros, es decir Mercedes y Red Bull. “Tengo buenas sensaciones”, confesó ilusionado el piloto madrileño de 22 años. “Parece que hemos dado otro pasito adelante y tengo muchas ganas de mejorar mis resultados del año pasado. Pero para ello necesito un coche que me permita brillar”.
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