Si Mercedes logra encadenar este año su tercer doblete consecutivo igualará la racha que Red Bull encadenó entre 2010 y 2013, algo que la escudería británica tratará de evitar tirando de aquello que la convirtió en referencia: el aire. El componente aerodinámico siempre diferenció a la Fórmula 1 de las demás disciplinas del automovilismo, pero su influencia se fue limitando últimamente con el paso del tiempo a partir de una normativa cada vez más rígida. Desde la entrada en escena de la tecnología híbrida, en 2014, los motores pasaron a ser la pieza más determinante de los monoplazas, y a partir de ahí se explica el reinado de Mercedes y las dificultades de los demás, Red Bull incluido. Sin embargo, la nueva reglamentación es una puerta a la esperanza para la estructura de Milton Keynes, que confía en que Adrian Newey, su director técnico y uno del os ingenieros más influyentes de la F-1 moderna, pueda volver a marcar la diferencia con sus trazos a lápiz.
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