jeudi 23 février 2017

El cántaro del Athletic se rompió en Nicosia

Lo dijo el refrán popular recogido por Ramón J. Sender en su Réquiem por un campesino: “Si el cántaro da en la piedra o la piedra en el cántaro, siempre pierde el cántaro”. Y el cántaro, en cuanto se aleja de Bilbao, lleva el escudo del Athletic marcado a fuego. Con Aduriz y sin Aduriz, con Laporte o sin Laporte. No es cuestión de firma, sino de DNI, y el del Athletic, cuando viaja no tene validez. Es un sin papeles, un refugiado que intenta sobrevivir en la penuria de su juego cuando extraña el césped, el ambiente, la ciudad, ¿Quién sabe? ¿La mirada? Es como un viajero que se sienta al lado y no habla, ni discute, ni se le cae el libro... No molesta. Y como no molestó, el APOEL le liquidó la cuenta con dos golpes de lapicero. Así, en siete minutos, dos golpes secos. Dos arañazos venenosos. Ni uno más ni uno menos. Como en San Mamés, economizando al máximo la prima de riesgo: tres ocasiones en Bilbao, dos goles; dos ocasiones en Nicosia, dos goles.

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