En medio de la pista de Bercy, azotada por un vendaval de carreras desenfrenadas entre tipos altos y pesados que se disputan a vida o a muerte una pelota llena de pegamento, Julie y Charlotte Bonaventura lucen menudas mientras corren de un lado a otro de la pista. Piden la palabra a golpe de un pitido estridente. Son las dos árbitras de este Rusia-Eslovenia en octavos de final del Mundial de balonmano que se está celebrando en Francia. Las primeras mujeres del planeta que ofician en una competición masculina internacional de este deporte.
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