Siempre se llevaron bien. Muy bien. Aunque tuvieron algunas diferencias políticas por cuestiones organizativas de la ATP, es sabido que Rafa Nadal y Roger Federer tienen una relación de admiración y respeto mutuo. Según confesaron ambos, antes de la final de este domingo, habían bromeado con la posibilidad de volver a encontrarse en el último partido de otro Grand Slam. Fue un premio para los dos, para el que trabajaron, claro, pero impensado. Sin embargo, como demostraron durante los maravillosos cinco sets de tenis que le ofrecieron a la Rod Laver y a todo el mundo, ninguno se había conformado. La derrota fue un golpe duro para Nadal, que al borde de las lágrimas subió al escenario a recoger su premio de subcampeón. Rápido, una broma: "Es el tercero que tengo de estos en casa, me gusta, pero prefiero el otro", dijo el español, que perdió por primera vez la final de un grande ante Federer fuera de Wimbledon. "Creo que Roger se lo merecía más que yo", disparó el balear. Aplausos. De pie. Ovación.
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