Rafael Nadal, de nuevo en una versión convincente, se hizo con una plaza en las semifinales del Open de Australia al derribar a Milos Raonic por 6-4, 7-6 y 6-4 (después de 2h 43m). El español tenía ante sí el reto de neutralizar a uno de los sacadores más dañinos del circuito y así lo hizo, con paso firme y un ejercicio soberbio al resto. Aplacó al canadiense con templanza y ahora afronta a un adversario radicalmente opuesto, Grigor Dimitrov (6-3, 6-2 y 6-4 al belga David Goffin). No es el búlgaro un mazo, sino un tenista pulcro y técnico, de revés a una mano. Un reto muy distinto. El de este miércoles consistía sobre todo en resistir a un bombardeo y Nadal cumplió la misión.
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