“No me acuerdo de nada”, confiesa Jonny, el lateral izquierdo del Celta. Tenía siete años cuando el Celta jugó su última final de Copa, la tercera de una historia que avanza hacia el centenario. Puede pedirle referencias a su entrenador Toto Berizzo, que aquella tórrida tarde sevillana del último día de junio de 2001 ejerció de central, vecino a Fernando Cáceres. Aquel Celta tenía dinamita. Karpin, Mostovoi, Gustavo López y Catanha partieron de inicio en el once y por el camino se agregaron Edu y Benni McCarthy. El equipo había cerrado la Liga en puestos europeos y se enfrentaba al Zaragoza, que acababa de salvar con agobios la categoría. A los tres minutos marcó Mostovoi, pero la Copa se fue a Aragón tres goles después.
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