“El fútbol es una fiesta. Los incidentes no son fútbol y no benefician a nadie. Espero que la policía y las autoridades estén muy alerta para que no ocurra nada”. Las palabras de Roque Mesa, centrocampista del Sevilla, recogen el sentimiento que se vive en la capital de Andalucía ante la vuelta este miércoles (18.00, Movistar Liga de Campeones; se juega miércoles para no coincidir con el Betis-Rennes) de los dieciseisavos de la Liga Europa contra la Lazio (0-1 en la ida para el conjunto andaluz). La ciudad aguarda un partido vital en lo deportivo para un Sevilla atascado en las últimas semanas, y rodeado de un temor que se extiende a la presencia de 1.000 aficionados de la Lazio que viajarán a Sevilla. La mayoría de estos hinchas son considerados tranquilos, pero la preocupación de las autoridades se centra en los ultras del conjunto italiano, que fueron los que cazaron a un grupo de biris en Roma en la previa del partido la semana pasada. Cuatro aficionados sevillistas fueron heridos por arma blanca en la capital italiana. Se trataba de un grupo de biris que partió con antelación a Roma y estaban alojados cerca de un punto de encuentro de los radicales de la Lazio. “Los nazis nos están reventando”, se oyó decir a los hinchas sevillistas agredidos, que no presentaron denuncia por los hechos a la policía italiana. Ahora se teme una venganza de los radicales del conjunto andaluz.
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