Los ciclistas europeos que ya son más colombianos que europeos, tantos años llevan en el altiplano, como Óscar Sevilla, describen las sensaciones que provoca en el cuerpo correr en altura y parece que describen los instantes previos a un ataque al corazón. Habla, y arruga el gesto para transmitir lo desagradable de las sensaciones, el corazón en la boca latiendo descontrolado, el frío, el dolor en los brazos, y el oxígeno que pena para llegar al cerebro. Y tan exagerada es la descripción que hacía el manchego, aún ciclista de nivel a sus casi 43 años, del circuito de La Unión, 177 kilómetros que valdrían para un Mundial o para una pequeña Lieja disputada a casi 2.500 metros de altura, donde el oxígeno ni pesa.
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