Aunque vistió su uniforme fluorescente, el del verde chillón, al Barça le faltó luz y alegría para rematar su buen partido en Lyon. Todavía es un equipo demasiado apagado y angustiado para dejar de ser estéril: solo ha marcado dos goles en los últimos cuatro partidos y uno de penalti, contra el Valladolid. No están finos los azulgrana desde el empacho ante el Sevilla (6-1) y especialmente después de la lesión de Messi frente al Valencia (2-2). Hay por tanto una explicación coyuntural al empate a cero en el último partido de la Champions: si el Barcelona no marcó a pesar de rematar 25 veces es porque le falló la puntería ante el portero Lopes. No hay que olvidar que los muchachos de Valverde siempre marcaron al menos un gol en los primeros 31 partidos de la temporada, hasta el 2-0 de Copa con el Sevilla.
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