El primer título mundial del yudo masculino español tiene uno de esos infinitos nombres georgianos, Nikoloz Sherazadishvili, aunque su entrenador lo castellaniza y acorta: “nuestro ángel”. Así se refiere a él Quino Ruiz, una eminencia de este deporte en cuyo gimnasio de 120 metros cuadrados de un pueblo de Madrid (Brunete) –“algunos países se morirían de risa al ver la instalación”, asegura- se ha fabricado este triunfo histórico. Hasta el lunes, solo lo habían conseguido para España dos mujeres (Isabel Fernández y Miriam Blasco), y hace más de dos décadas.
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