Fue un continuo intercambio de golpes con fútbol eléctrico, al galope y hasta con prisas. Un duelo a cara descubierta en el que el Rayo quería ataques cortos y pases largos al tiempo que el Espanyol pretendía toques seguros y carreras kilométricas. Ninguno impuso su voluntad y quedaron en tablas para calmar al Rayo, fuera de la zona de quema, y satisfacer al Espanyol, atornillado en Europa.
source Portada de Deportes | EL PAÍS https://ift.tt/2xYOiwI
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire