Todos los entrenamientos de la selección española en el Mundial de Tenerife concluyen con el mismo ritual. Queralt Casas y el presidente de la Federación, Jorge Garbajosa, se retan a triples en un concurso que pronto abandona la chanza para desatar el lado más competitivo de una jugadora racial cuando pisa el parqué. “Soy tranquila fuera de la pista, pero dentro solo pienso en ganar, ganar y ganar. Eso es lo que nos diferencia a todas y lo que otros países lamentan no tener”, reconoce la alero, de 25 años, que juega en la liga francesa. El carácter de Casas fundió a Canadá en un último cuarto espectacular que llevó a España en volandas hacia las semifinales ante Australia (21.00, Tdp). “Sé que mi rol es más defensivo que ofensivo. Me gusta defender porque me mete en el partido. Así puedo correr, dar asistencias... Lo importante tener claro lo que hay que hacer y jugar al 200 por cien. Cuando sales desde el banquillo siempre piensas en darle un punto más al equipo. Si voy a jugar, aunque sean dos minutos, tengo que acabar muerta”. El discurso explícito de Casas tras el partido de cuartos resume la ambición de un grupo que afronta su sexta semifinal consecutiva en un gran torneo.
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