Del infierno charlan Alejandro Valverde y Enric Mas, pletóricos. El infierno es una metáfora, claro, un espectro que parece lejanísimo en la placidez tirolesa para ricos, tan bucólica en el verano que no se va, de la que disfruta la selección española para preparar su Mundial. El infierno llaman al Gramartboden, la subida de 2,8 kilómetros al 11,5% (y un trocito al 28%) hacia un barrio alto de Innsbruck que los mejores ciclistas del mundo afrontarán con desarrollos de mountain bike (tipo 36/32) en el kilómetro 250 de una carrera ya dura. De allí, a meta, siete kilómetros cuesta abajo, donde se decidirá el Mundial.
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