Formados en dos grupos, los jugadores del Atlético se empeñaban ayer en rematar una batería de centros desde los costados. Desde el flanco derecho, Diego Pablo Simeone, protegido del sol bajo una gorra que le daba aspecto de entrenador de béisbol, lucía su pierna derecha con centros precisos y templados. La mayoría de las roscas fueron remachadas con fuertes frentazos que reventaban a Oblak y Adán. Algún pase impreciso del técnico fue recriminado en tono jocoso por sus futbolistas: “¡Vaya chufa, míster!”.
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