La incomprensible melancolía que atenaza a Sebastian Vettel deja el camino completamente despejado para que Lewis Hamilton se luzca cada vez que se sube al coche. Lo hizo en Monza, el jardín de Ferrari, ejecutando a las mil maravillas una encerrona a los bólidos rojos. Y repitió la exhibición hace dos semanas en Singapur; primero con una pole que pasará a la historia como una de las vueltas más perfectas que ha dado en su vida, y después el domingo, con un dominio apabullante de la escena. Los 40 puntos de ventaja a su favor en la estadística a falta de seis grandes premios para que el campeonato ponga el cerrojo en Abu Dabi no le dan respiro a Vettel, que ha perdido 48 puntos respecto de Hamilton de los últimos 125 que se han puesto en juego.
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