Holanda es otro planeta. Un lugar idílico en el que las ciclistas son tan veneradas, aplaudidas e idolatradas como los ciclistas, y ellas devuelven la adoración con victorias sin fin. El martes, Annemiek van Vleuten lideró un podio solo naranja en la contrarreloj absoluta; el sábado fue Anna van der Breggen, segunda y triste el martes, la que se impuso en una carrera durísima, de más de cuatro horas, después de atacar sola y única, en la segunda de las tres vueltas al circuito de 24 kilómetros que, alrededor de las laderas de Innsbruck, sube y baja el Igls, un puerto de ocho kilómetros al 6%.
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