dimanche 17 décembre 2017

Carmen Valero se prende el 261, el número de la igualdad de la mujer en el deporte

Kathrine Switzer terminó la carrera. “La habría terminado aunque hubiera sido a gatas”, dijo. El director del maratón de Boston intentó echarla a empujones cuando se enteró de que aquel dorsal 261 lo llevaba una mujer y se había atrevido a participar en “su” carrera; su novio le dijo que no corriera tan rápido, que se iba a cansar. Ella, que era mujer y que por ello no tenía derecho a participar, terminó el maratón de Boston, y lo terminó por delante de su novio, que no aguantó su ritmo. Ocurrió en 1967. Tuvieron que pasar cinco años, hasta 1972, para que el mundo del atletismo entendiera que no podía cerrar la puerta que Switzer había abierto y permitió definitivamente a las mujeres correr maratones.

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