El presente de Garbiñe Muguruza, primera espada del tenis femenino español, se define en una verdadera paradoja: está más fuerte que nunca, pero el dolor gobierna su cuerpo. “Es muy agudo y me impide moverme”, confesaba hace dos días en Dubái, justo después de tener que abandonar nada más poner un pie en el torneo. El tendón de Aquiles de la pierna izquierda comenzó a hacerle travesuras y por segunda vez esta temporada tuvo que renunciar antes de tiempo. Ya le había ocurrido unas semanas atrás en Brisbane, el día de Reyes, pero entonces el retiro respondió a unos problemas en el muslo derecho.
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